Érase esta una de tantas veces, en las que intento traducir lo que siento por dentro, al lenguaje humano y termino finalmente rindiéndome ante el teclado, sintiendome cansado. ¿Existe alguna forma fiel de escribir el llanto, la alegría, la tranquilidad, el nerviosismo, el cariño o el odio? He buscado la manera, pero nada, al parecer hay que ser un intelectual para expresarse y que la gente te comprenda, y aún así con los correspondientes "peros" de por medio.
Tú, sí tú que me estás leyendo, date por aludida, mujer de cabellos dorados, ojos claros y sonrisa deslumbrante, sólo tú eres la culpable de que sienta dentro de mí algo que no sé como explicar, intento amarte, pero está tu belleza muy por encima de mi capacidad de razonamiento, desbordas a mi mente y me enloqueces, como un cauce incapaz de afrontar una crecida torrencial. ¿Entiendes?
A veces cierro los ojos, para no verte y te imagino de nuevo como en mis sueños, los vuelvo a abrir y ya no estás, sólo queda el vapor de tu ausencia que se condensa sobre mi tez fría hasta ser escarcha. Así es vivir cada día sin ti, un camino infinito todo de hielo donde arden mis pies en cada paso que doy buscándote.
Mientras tanto a la espera estoy de que algún día me tiendas una alfombra o calces mis pies, de forma que me ayuden a llegar hasta ti, Diosa, y con tus abrazos, besos y caricias me hagas olvidar todo el frío que pasé mientras te buscaba.
- Corazón en cubito de hielo -